Has dedicado un año a escribir tu novela. Han sido muchas horas, mucho esfuerzo e ilusión. Antes de enviarla a una editorial o agente has contratado los servicios de un asesor literario para incluir, si fuera preciso, sus propuestas de mejora.

Pones el punto y final y decides enviarla a tres o cuatro editoriales. No te haces ilusiones: sabes que publicar no es fácil y que, posiblemente, en unos meses recibirás un correo electrónico en el que te comentarán que tu obra es interesante, pero que no encaja en su catálogo.

Pero, de pronto, suena el teléfono. ¡Un editor! ¿De qué editorial dice que llama? ¡Ahora me acuerdo! ¿Le ha gustado la novela? ¿Mucho? ¡Qué ilusión! ¿Que tiene posibilidades, dice? Pues claro, nos vemos. ¿Cuándo le va bien quedar? El encuentro resulta decepcionante… Es buena, merece la pena invertir en ella. Creemos que podríamos compartir costes… Y te ofrecer publicar en coedición cuando, en realidad, se trata de autoedición encubierta. Tú costeas los servicios editoriales, la producción… Y, un pequeño detalle, tienes que vender algunos ejemplares durante la presentación. ¿Muchos? ¡Qué va! Sesenta o setenta. Eso no es nada, hombre…

Pasa el tiempo. No sabes cómo, pero te han convencido de que la inversión merece la pena. El contrato de edición… No, no lo has repasado. No lo entiendes demasiado bien. En realidad no tienes claro qué has firmado, pero se les veía tan entusiasmados con la novela, fueron tan atentos…

Llega el día de la presentación… Qué nervios. Vendes veinte ejemplares. Vaya, tienes que comprar los cincuenta que no has colocado a tus familiares y amigos. Menuda inversión…
Han transcurrido seis meses. Contactas con la editorial para ver cómo van las ventas… ¿Julián Rodríguez? ¿No está? Tengo que hablar con él, que me llame cuanto antes, por favor.

No hay manera. Insistes, vuelves a insistir y, al final, consigues contactar con tu editor. Te explica que ahora no puede atenderte y que las ventas han ido fatal, que es culpa de la crisis… has tenido mala suerte.
Y, desanimado, te olvidas del tema. La aventura ha terminado.

Es posible que te haya ocurrido algo así en alguna ocasión o que estés decidido a autopublicarte. En un momento dado, firmarás un contrato de edición. Vigila que en las condiciones estipuladas se indique cuándo se realizará la liquidación de los derechos de autor y, cuando llegue el momento, si no la recibes, reclámala.

¿Qué datos incluye la liquidación?

La liquidación es el único documento de que dispones donde se indican los ejemplares que has vendido en un periodo determinado y el importe que te corresponde recibir en concepto de regalías.

Como autor, a cambio de una compensación económica cedes a tu editor los derechos de reproducción y distribución de tu obra. En ediciones impresas suele rondar el 10 % del precio de venta al público de tu libro y, en digitales, como mínimo el 30 %.

Una vez al año, a no ser que en tu contrato se estipule lo contrario, tu editor te enviará la liquidación: un documento en el que se indica el número de ejemplares vendidos y la cantidad que te corresponde recibir en concepto de derechos de autor.

Las editoriales tradicionales acostumbran a enviar las liquidaciones durante el primer trimestre del año. En ellas, se indican los ejemplares vendidos desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre del año en curso. Eso quiere decir que, si publicas un libro en noviembre del 2018, recibirás la liquidación entre los meses de enero y marzo del 2020.

En cuanto la recibas, asegúrate de que aparezcan convenientemente reflejados los datos siguientes:

1. Nombre, dirección y CIF de la editorial propietaria de los derechos de explotación de la obra;
2. Datos de los propietarios de los derechos (autor, agente…);
3. Título o ISBN de la obra sobre la que se liquidan los derechos. En lugar del título, la editorial puede consignar el código interno que utiliza para identificarlo.
4. Las modalidades en que la obra se ha comercializado (digital, tradicional, edición de bolsillo, rústica…).
5. En el caso de ediciones tradicionales, el número de ejemplares imprimidos en la primera edición, los que quedan en stock y los devueltos por librerías y otros puntos de venta.
6. El número de ejemplares que el distribuidor tiene en depósito.
7. El número de ejemplares vendidos.
8. El precio de venta al público. Si la obra se ha publicado en dos modalidades distintas deberá consignarse el precio de venta estipulado para cada una de ellas.
9. En caso de haber recibido una cantidad en concepto de anticipo, esta se deducirá del total que le correspondería recibir al autor en concepto de derechos por las ventas realizadas. Esta información debe constar en la liquidación.
10. El porcentaje que corresponda a terceros, en caso de haberse cedido los derechos de explotación de la obra.

Recuerda…
Si has publicado una obra y en el plazo acordado no recibes la liquidación, no dudes en reclamarla. Si te autopublicas, resulta fundamental que lo hagas: pruebas son amores y no buenas razones.

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