El miedo es una de las emociones más intensas que experimenta el ser humano. Estamos diseñados para evitar el peligro, así que el miedo es una reacción visceral que sentimos cuando creemos que nuestra vida o la de aquellas personas que amamos se ve amenazada.

# El miedo y qué lo provoca

Para construir el temor hay que ser consciente de aquello que lo provoca y de lo que no o, al menos, no tanto. Por ejemplo, una novela que trata de un asesino en serie nos produce inquietud, pero no auténtico terror porque, la mayoría de nosotros, no nos sentimos en peligro por esta causa. En este caso, lo que nos inquieta es el deseo de conocer el funcionamiento de las mentes criminales, aquello que las impulsa a matar, pero no es algo que pensemos que nos pueda suceder algún día. No es una amenaza que la mayoría de nosotros experimente como cercana. Así que, si lo que deseas es conseguir que tus lectores pasen miedo quizá no sea la mejor idea.

# Nos asusta aquello que no entendemos

Imagina una mujer sentada delante de su ordenador, en su casa, tomando una taza de té. De pronto, sobre su escritorio, aparece una máscara negra. Un objeto que antes no estaba allí, que jamás tendría en su casa. Estas situaciones provocan temor por dos razones: en primer lugar, porque la amenaza se sitúa en su propio hogar; en un espacio en el que se siente segura. Además, la situación que se produce escapa a nuestra comprensión y desafía toda explicación lógica.

# No estás seguro. Nunca lo has estado…

Como dice Paul Tremblay, el miedo se genera cuando comienzas a sentirte inseguro en lugares en los que siempre te has sentido a salvo.

# Dosifica la información

Tienes que aprender a dosificar la información, a conseguir que la impresión de terror resulte cada vez más intensa. Para ello, es conveniente que la amenaza no resulte evidente desde el principio. Ves incrementando la tensión hasta que resulte insoportable y sorprende al lector, justo al final.

# Bucea en sus temores

Piensa en las cosas que asustan a tu personaje protagonista, en aquellas que le causan auténtico terror. Solo investigando en su psique conseguirás asustarlo en la forma debida. ¿Cómo hacerlo? Conócete a ti mismo. Piensa en las cosas que realmente te causan miedo y proyéctalas en tus personajes. Si lo haces, es posible que experimentes temor a la hora de plasmar en el papel las imágenes que te vengan a la mente. ¡Eso significa que vas por el buen camino!

# La incertidumbre que nos acecha

Como indica Jaime Vicens, no hay nada que nos inspire más temor que pensar en la muerte de una persona a la que amamos, en perder a un ser querido. Cuando escribas relatos de terror busca la inspiración en el mundo real, en algo que posiblemente podría ocurrirle a cualquiera. El miedo a la muerte, al sufrimiento, a la soledad extrema, a los insectos…

# En primer lugar… ¡calma!

Es importante que el lector se relaje durante las primeras páginas de la lectura. Como indica este autor, es necesario que se confíe. Y cuando menos se lo espere, entonces, comienza la función. De forma gradual pasamos del aspecto más amable de lo cotidiano a la pesadilla. Poco a poco. Con la debida intención…

# Aleja a tus personajes de su zona de confort

Tu jefe te llama a la oficina. Tienes la impresión de que está a punto de despedirte. Has cometido errores y lo sabes. Errores graves. Dos hijos en la universidad, una hipoteca, tu pareja en paro, dos créditos y deudas… Es difícil pensar en algo que pueda producir más terror.

Como ves hay muchas situaciones que tememos más que a los monstruos, los alienígenas o los asesinos en serie. El peligro, cuanto más cercano se siente, más temor produce. Pero el miedo es subjetivo. Antes de escribir terror tienes que pensar en aquello que realmente te asusta.

Cuéntanos. ¿Alguna vez has experimentado auténtico terror?

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