Si piensas desarrollar una profesión en torno a la escritura o a la edición, en muchas ocasiones tendrás que enseñar. Resulta habitual que los escritores y los editores combinen su profesión con ciertas actividades de enseñanza, aunque sería más preciso decir que la enseñanza forma parte de su profesión.

Un buen asesor literario tiene que ser, además, un buen maestro. Es la dimensión más compleja de nuestra actividad profesional, porque, para enseñar no basta con saber la asignatura, como yo digo siempre. A menudo tendrás que diseñar e implementar programas de formación personalizados, en distintos formatos y modalidades. Tendrás que ser capaz de diseñar tus propios programas de estudio y de adaptarlos al público que solicitará tus servicios.

En el caso de trabajar para empresas y editoriales, tendrás mayores posibilidades de encontrar un puesto de trabajo o de mejorar tu situación laboral si demuestras habilidades para diseñar y desarrollar actividades de formación. Muy bien, pero ¿cómo hacerlo? ¿Qué diferencias existen entre diseñar un curso online para un grupo de escritores y un máster universitario? ¿Podría, yo, hacer ambas cosas? Quizá te preguntes esto…

Poder, puedes, pero no es algo que se improvise de la noche a la mañana. El diseño de una titulación se realiza con base en criterios muy precisos. Veamos algunos elementos clave.

# Piensa antes de actuar: ¿a quién y por qué le interesaría tu propuesta?

Es posible que una institución te encargue el diseño de un curso de, por ejemplo, redacción digital. Es probable que te interese diseñar una propuesta y presentarla a un ayuntamiento. En primer lugar, tienes que reflexionar sobre el interés de tu proyecto. Un interés que debe orientarse a cubrir una necesidad, a resolver un problema, por ejemplo, facilitar la inserción laboral de un determinado colectivo.

Tienes que pensar, también, cuál sería tu público objetivo para establecer un perfil de alumnos a los que puedas dirigirte y que pueden beneficiarse, en mayor medida, de los cursos que vayas a impartir. Un programa de formación dirigido a personas que quieren convertirse en escritores profesionales será muy distinto en competencias, objetivos, contenidos, orientación metodológica y temporalización, a uno dirigido a personas que estudian narrativa por placer.

# Competencias, objetivos generales y objetivos específicos. Qué aprenderemos

Una vez que has tomado una decisión sobre la disciplina que vas a enseñar (imaginemos, por ejemplo, que quieres desarrollar un curso o un máster en redacción digital y que has establecido el perfil del alumnado) tienes que enumerar las competencias que, al final de curso, los asistentes deberán haber asumido. Por ejemplo, una de las competencias que debería desarrollar un redactor digital es la utilización de un lenguaje preciso, que impulse el crecimiento orgánico de una página web determinada.

Para que tus alumnos adquieran esta competencia, deberás establecer unos objetivos generales y, a partir de ellos, unos objetivos específicos. Un objetivo general, en este caso, podría ser localizar las palabras clave de un texto (al terminar el curso, el alumno localizará las palabras clave de todo tipo de textos). Y, a partir de este objetivo general, podríamos establecer el objetivo específico correspondiente. Por ejemplo, colocar las palabras clave detectadas en títulos y subtítulos de forma que el texto no pierda atractivo (al terminar el curso, el alumno será capaz de introducir las palabras clave en títulos y subtítulos sin que el texto pierda atractivo).

# Del objetivo al contenido

Tras la definición de competencias y objetivos, tienes que diseñar y desarrollar una propuesta de contenidos que facilite la adquisición de las competencias previstas en un principio. El contenido tiene que adecuarse a los distintos estilos cognitivos del alumnado, así que no puedes presentarlo solamente en un formato, por ejemplo, el textual. Hay personas que comprenden un concepto determinado leyendo un texto. Otras, sin embargo, lo entenderán mejor si lo presentas a partir de audiovisuales. Otras necesitarán recursos auditivos…  Es complejo, así que tómate tu tiempo.

El diseño de la formación deberá adaptarse, también, a la modalidad. En el plano metodológico, el diseño y desarrollo de un curso presencial nada tiene que ver con su homólogo en versión online.

#El planteamiento metodológico. Sobre el cómo enseñar

Holístico, transversal, multidimensional… son términos que debes conocer y aplicar si, como asesor literario, te planteas diseñar una propuesta de formación personalizada. Puedes abordar un concepto determinado durante todo un mes y, cada semana, aumentar el grado de dificultad (esto se conoce como aprendizaje holístico).

Si te propones diseñar propuestas para instituciones esto resulta esencial. Tienes que desarrollar un proyecto donde aparezcan bien detallados los aspectos metodológicos de tu propuesta. Tienes que justificar debidamente sus ventajas y plantear soluciones en previsión de posibles inconvenientes que puedan surgir.

# Recursos

Tienes que pensar en los recursos que necesitarás para impartir tu programa de formación. Recursos humanos y materiales. Es importante que realices la cuenta de explotación del curso para calcular costes y beneficios. Esto es imprescindible. No importa si el curso lo impartes tú en tu web para un grupo de alumnos y alumnas, para una sola persona o si vas a presentarlo a un ayuntamiento o a cualquier otra entidad. Debes exigírtelo a ti mismo. Los demás te lo exigirán.

#Temporalización

La temporalización que establezcas debe ser coherente con la dificultad de los objetivos establecidos, con la amplitud de los contenidos, con el trabajo que deberá dedicar el alumno a cada ejercicio práctico. Es imprescindible que programes cada una de las sesiones de formación que impartas. De este modo, tus alumnos sabrán siempre a qué atenerse, qué es lo que trabajarán en cada momento y el tiempo de que dispondrán para resolver cada actividad. Eso no implica que tus clases no puedan ser creativas, porque deben serlo. Tienes que imprimir personalidad a tus escritos. Huir del cortar y pegar como de la peste. Tus alumnos esperan que aportes conocimiento. No los defraudes…

#Evaluación

Es fundamental que evalúes a tus alumnos. Sobre todo, porque si ellos no aprenden es posible que algo estés haciendo mal. Si presentas un proyecto a una institución deberás redactar una memoria que les permita evaluar el funcionamiento del programa.

Evaluar implica evaluarse para mejorar, para crecer como profesionales y como personas. No tengas miedo a suspender. No temas que te evalúen. El control sobre tu práctica te hará mejor profesional.

#Coaching literario

No eres psicólogo, pero parte de tu trabajo consistirá en ejercer como coach literario. Necesitas conocimientos, estrategias y habilidades que te capaciten para orientar a una persona durante la creación y escritura de una obra, hecho que implica un proceso de aprendizaje complejo. Es un proceso sostenido en el tiempo. Un recorrido orientado a la consecución de objetivos específicos. El coaching literario es, en sí mismo, un oficio. Un asesor literario tiene que ser un buen coach.

En el curso de Asesoría Literaria y Edición Profesional te enseñaremos a diseñar y a desarrollar un programa de formación adaptado a distintos públicos y en distintas modalidades. También te formaremos para que te conviertas en un coach literario excelente.

¿Quieres echar un vistazo al curso?

En el siguiente enlace encontrarás información detallada:

https://historiasdondevivo.com/curso-de-edicion-profesional-y-asesoria-literaria/

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