Hoy en día la asesoría literaria está de moda. Entre otras cosas, porque en los últimos años ha aumentado el número de autores que se autopublican y muchos profesionales de distintos ámbitos y procedencia les ofrecen su ayuda para corregir, reescribir, publicar y difundir su obra. ¿Has pensado en convertirte en asesor literario? Veamos qué conocimientos, habilidades y actitudes te conviene desarrollar.

# Un perfil profesional difuso

Si consultas Internet, comprobarás que muchas personas se ofrecen como asesoras literarias. Provienen de campos muy diversos y, muchas de ellas, carecen de una formación específica. Es importante delimitar bien este perfil profesional, porque cualquiera no puede ser asesor literario. Es un oficio que requiere de una formación específica, de un aprendizaje continuo en materias muy diversas. Pero ¿qué conocimientos y habilidades debe desarrollar un buen asesor literario? Analicemos las más importantes.

# Ser buen lector crítico

Un buen asesor tiene que ser capaz de evaluar un proyecto literario de forma objetiva, desde parámetros distintos. Si se trata de un ensayo o una crónica, tendrás que conocer con base en qué criterios se construyen de forma equilibrada este tipo de obras: su valor literario, arquitectura, la claridad en la exposición de ideas, y el interés de la información que se ofrece.

A veces, parte de la formación que necesitas para componer este tipo de proyectos, la adquieres con la práctica. Yo, por ejemplo, me doctoré en Ciencias de la Educación. Mientras redactaba mi tesis escribía textos en revistas especializadas: artículos de investigación, crónicas, tesinas, ensayos… Cuando concluí mi doctorado, estaba perfectamente capacitada para componer este tipo de obras.

De todas formas, escribir bien no te capacita para ejercer como asesor literario. Tienes que dominar el lenguaje como herramienta de creación porque, en ocasiones, los autores con los que trabajes necesitarán que les prestes tu pluma o que revises sus obras en el plano lingüístico. Es importante que te conviertas en escritor profesional.

Si se trata de una obra de narrativa, la valoración se centra en tres elementos: su calidad literaria, la manera como se articula y desarrolla la ficción generada y su oportunidad comercial. Recuerda que no es lo mismo darle tu opinión a un amigo que ha escrito un libro, que realizar una valoración pormenorizada de una obra con base en argumentos sólidos.

Los informes de lectura y editing constituyen una valiosa herramienta para los profesionales del sector editorial, siempre que un especialista los realice. A la capacidad de análisis crítico tiene que sumarse un conocimiento amplio y profundo de diversas disciplinas. ¡Veamos cuáles!

# Especialízate en narrativa avanzada

Como asesor literario tienes que disponer de amplios conocimientos de narrativa avanzada. Tienes que ser capaz de identificar las fortalezas que presentan los autores y sus textos para potenciarlas y los desequilibrios para corregirlos. Y tienes que realizar propuestas de mejora específicas, de forma que, cuando el autor concluya una nueva versión, el avance respecto a la anterior resulte evidente.

Yo, por ejemplo, juego con los autores con los que trabajo. Cuando un párrafo o una escena no acaban de funcionar, les propongo la reescritura desde planos distintos. En ocasiones, combinamos, por ejemplo, la voz del narrador omnisciente con la visión de la primera persona, protagonista.

En primer lugar, revisamos fragmentos de autores de prestigio reconocido para analizar cómo abordan un tema en cuestión, pero resulta mucho más divertido y provechoso trabajar sobre el texto del autor.

En ocasiones, reescribo un párrafo o una escena para que comprueben los resultados que se producen al combinar recursos lingüísticos y técnicas narrativas concretas. Este trabajo conjunto sobre el texto es lo que mejores resultados produce y lo que mayor satisfacción proporciona.

Para desempeñar este trabajo hay que haber escrito mucho, estudiado mucho y leído todavía más. No es un oficio que se aprenda en dos días ni que se pueda ejercer de forma eficaz sin una preparación específica.

# Conviértete en un estudioso del lenguaje

Un asesor literario tiene que disponer de sólidos conocimientos de ortografía, tipografía, gramática y sintaxis. Además, tiene que ser, necesariamente, una persona sensible para poder pronunciarse sobre el valor estético de una obra.

Tienes que ser capaz de diferenciar el texto correcto de la obra literaria. Es importante, también, que ayudes a tus clientes a identificar su opción de estilo, a tomar conciencia de la propia escritura para reducir, mediante aproximaciones sucesivas, la distancia que existe entre el texto depurado y el estilo literario.

# Conocer la realidad editorial

Es importante que te hagas con una visión panorámica del sector editorial. Y no solo eso. Muchas personas te preguntarán sobre algunas empresas de autopublicación, sobre las ventajas e inconvenientes de esta forma de llegar al mercado en contraposición con la edición tradicional. Te preguntarán, también, sobre catálogos, concursos literarios, tendencias… tienes que estar preparado para resolver este tipo de consultas. Tienes que conocer al dedillo cómo se desarrollan los procesos de edición, producción y comercialización de un libro. Visitar editoriales, imprentas, librerías…

# Yo me lo guiso y yo me lo como

Muchos autores se autopublican. Disponen de pocos medios, pero de muchas ganas, así que la mayoría maquetan y distribuyen sus obras en plataformas digitales. Es posible que te pidan consejos para maquetar, que necesiten información sobre las características de la impresión bajo demanda o la producción de un ebook. Son aspectos que te conviene dominar.

# Contratos y derechos de autor

La mayoría de los asesores literarios no somos abogados, pero disponemos de conocimientos suficientes sobre la Ley de Propiedad Intelectual y hemos estudiado suficientes contratos como para saber cuáles presentan condiciones abusivas para el autor. Es importante que contactes con servicios jurídicos con los que puedas consultar ante demandas o cuestiones complejas.

# Marketing orientado a escritores

La mayoría de los escritores odian el marketing. Pero hoy en día ninguna editorial, a no ser que se trate de un superventas, publica a un autor que no se haga cargo de su imagen corporativa, de su página web y de sus redes. Hoy en día, si un escritor quiere publicar tiene que demostrar, además, que puede contribuir a la venta de sus libros. Esto es así.

Y si tienes clientes que se autopublican, esta tarea se convierte en algo esencial. Como asesor literario tienes que conocer las funciones que desempeña un community manager, ser capaz de diseñar un plan de medios y de contenidos, y de llevarlos a la práctica. Tus clientes tienen dos productos: ellos mismos y sus libros. Tienes que ayudarlos a venderlos. A ambos.

Tienes que aprender a gestionar redes, a monitorizar los resultados y a diseñar estrategias alternativas, en caso de que las propuestas planteadas no generen buenos resultados. Para muchos de tus clientes, el problema no está en escribir ni en publicar, sino en difundir. Tienes que convertirte en un experto en este campo.

# Comunicación y pedagogía

Para enseñar no basta con saber la asignatura. Eso lo aprendí en la facultad de Ciencias de la Educación. Dominar una materia no te convierte en buen profesor y para ser un buen asesor literario tienes que saber enseñar y comunicar. No estoy segura de que exista la didáctica de la narrativa como ciencia, pero si no es así tendremos que inventarla. Si no disfrutas enseñando, es preferible que te dediques a otra cosa, porque no harás bien tu trabajo.

# Colaboración y coopetencia

Contacta con todos aquellos profesionales que puedan ayudarte a desempeñar tu oficio de forma eficaz: editores, agentes literarios, autores de prestigio reconocido, lingüistas, comunicadores, periodistas… Es importantísimo que establezcas vías de cooperación con personas que realizan tareas parecidas a las tuyas.

Y ante todo…

Apasiónate. Por todo. Por los autores con que trabajas y por sus obras. Apasiónate por la escritura, por enseñar y por aprender. Sé honesto y no te conformes con vender humo.

Apasiónate y haz de la honestidad el emblema de tu marca. Es así como disfrutarás de esta maravillosa y noble profesión.

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