Es posible que estés a punto de afrontar los procesos de planificación y escritura de tu primera novela. Si ese es tu caso, es probable, también, que te estés preguntando por dónde te conviene comenzar.
El personaje ante el conflicto: es en lo primero que debes pensar. Te proporcionamos algunas ideas sobre el tema, que te pueden resultar útiles como disparadores creativos.
¡Ánimo! Estás a punto de iniciar un proceso fascinante…
# El conflicto es el motor del relato
El conflicto es el motor de tu relato; el atractivo de una novela depende de su potencia. Si no hay un conflicto evidente, sea físico o emocional, no hay historia.
# La fuente del conflicto
Alguien o algo debe esforzarse en impedir que el protagonista alcance sus objetivos. El interés de la obra depende de que exista un juego de fuerzas que actúen en sentido contrario y que aparezcan bien equilibradas.
# Único y específico
El protagonista afrontará un único conflicto y será específico, muy concreto. En un momento dado, un suceso inesperado ocasionará que el protagonista deba afrontar una situación problemática y se pregunte: ante esto que sucede, ¿qué debo hacer? Es importante que baraje diversas opciones. A partir de este momento, todas las acciones que realizará se encaminarán a la resolución del problema.
# Directo al corazón
Es importante que el lector se identifique con el conflicto que afronta el protagonista. Tiene que sentir su preocupación como propia. Solo así conseguirás atrapar y mantener su atención.
Respecto al antagonista, es importante que tenga motivos para actuar como lo hace, de manera que el lector pueda sentir simpatía hacia él. Que piense: lo que hace no está bien, pero entiendo por qué actúa de este modo.
# El conflicto y su significado
El conflicto tiene que estar estrechamente relacionado con el sistema de creencias y valores del protagonista y del antagonista. Debe tener un significado especial para ellos; tiene que moverlos hacia la acción una razón poderosa.
# El realismo aporta verosimilitud
No importa que la historia transcurra en un entorno mágico o en un universo paralelo. Lo que suceda a los personajes, de una manera u otra, debería poder ocurrirte a ti; solo de este modo te identificarás con la situación que se presenta.
# Dinamismo en el ritmo interno del relato
Controla el tiempo de que dispone el protagonista para resolver el conflicto. No es lo mismo que secuestren a un niño y lo amenacen con matarlo si no se entrega un rescate, que, además, amenacen con asesinarlo si el dinero no se entrega en doce horas. Si limitas el tiempo generas incertidumbre y presión.
# Que el esfuerzo merezca la pena
Si tu antagonista amenaza con volar un edificio, que sea importante. Mejor, incluso, si la amenaza afecta a una ciudad entera. Si un ladrón está a punto de cometer un robo, que le puede comportar largas penas de prisión, que se trate de mucho, mucho dinero. El fin justifica los medios, así que el objetivo deberá estar en consonancia con el riesgo.
# El protagonista debe sufrir
El placer que el lector experimenta durante la lectura es directamente proporcional al sufrimiento que experimenta el protagonista. Es importante que, para conseguir su meta, esté dispuesto a correr grandes riesgos.
Ahora, ya lo sabes: tienes que pensar en un personaje que actúe como protagonista, en el conflicto que deberá afrontar y en el personaje que hará lo posible para que no consiga sus propósitos. Deberás construir tu historia a partir de este eje central.
¿Te animas?
¡Claro que sí!
Imagen de Gary Ross en Pixabay