Es posible que te sientas identificado con lo que voy a explicar. O quizá no. Tal vez estás barajando la idea de escribir pensando en publicar. Quizá lo has intentado y te has encontrado con toda clase de dificultades. Incluso, puede que estés pensando en tirar la toalla o creas que ni siquiera merece la pena intentarlo.

No es así. Como asesora literaria te diré que no es un camino fácil. Pero se puede vivir de la escritura, aunque, como en toda profesión, se requiere paciencia, perseverancia y esfuerzo. Si lo deseas de verdad, si te interesa el oficio y estudias, tu obra acabará viendo la luz tarde o temprano y acabarás forjando una carrera literaria. Como editora, lo creo sinceramente.

Cuando envías un manuscrito a una editorial tienes un 99% de posibilidades de que sea rechazado. Te lo digo para que te animes, sí. Ahora entenderás por qué. La inmensa mayoría de las obras que recibo para su valoración no se pueden publicar porque presentan importantes desequilibrios. Sé que los autores cuyas obras rechazo han invertido un gran esfuerzo en ellas y es posible que experimenten la sensación de que jugamos con sus ilusiones o menospreciamos su talento, pero no es así. Te aseguro que no. De ninguna manera.

El problema es que, como editora, me resulta imposible contactar con los autores que me envían sus obras para explicarles qué ha ocurrido. A muchos escritores, esto les impide avanzar porque ignoran qué es lo que han hecho mal y, si no lo saben, no lo pueden corregir.

Cuando un editor rechaza una obra hay un motivo que deberías conocer porque, en la mayoría de los casos, se trata de errores que podrías subsanar. Esto debería animarte.

Es importante que te plantees un propósito realista y que vayas estableciendo objetivos y metas asequibles. Tienes que disfrutar de los progresos y dedicar tiempo al estudio y a la práctica, como harías si te preparases para ser abogado, médico o peluquero. Te daré algunos consejos:

  • Vivimos rodeados de historias, las necesitamos. Por eso leemos, vamos al cine o al teatro, escuchamos canciones… Antes de embarcarte en un proyecto de envergadura, pregúntate: ¿Tienes una historia que merezca ser contada? ¿Por qué lo crees así?
  • Escribir es un oficio. Y es difícil. Puedes aprender mucho por tu cuenta, pero tarde o temprano necesitarás ir a la escuela. Realizarás grandes avances como autodidacta, pero a escribir se aprende de los errores cometidos, así que resulta importante que aprendas a identificarlos. Conviértete en tu mejor crítico. Así estarás en condiciones de avanzar.
  • El miedo a que los demás cuestionen tu obra o tu talento puede paralizarte. No permitas que esto ocurra. Es importante que aceptes las críticas constructivas. De los halagos no se aprende, de las críticas bienintencionadas, sí. Antes de enviar una obra a un concurso, editorial o agente, solicita una valoración profesional. Esto te permitirá corregir errores y potenciar los aciertos antes de dar a conocer tu obra. Es la mejor inversión que puedes realizar.
  • Tómatelo con calma. Sin prisa, pero sin pausa. Para avanzar necesitas conocimientos y habilidades muy diversas. Colecciónalos, atesóralos. Estudia narrativa y escribe: tienes que dominar el lenguaje como herramienta de creación. En el plano emocional practica la motivación y el optimismo.
  • Escribe con un propósito, con intención. Presta atención a cada palabra. No te conformes con lo primero que te llegue a la mente. Tampoco con lo segundo ni con lo tercero… La precisión léxica te permitirá plasmar con exactitud lo que imaginas: cultívala. No hay secretos, no hay atajos.
  • Aplica distintas técnicas narrativas a la escritura de relatos breves. Cuando estés en condiciones de escribir un buen cuento estarás preparado para escribir una novela.
  • Mucho. De todo. Y analiza buenas películas y obras teatrales. Se trata de actividades que te ayudarán a trabajar algunas técnicas narrativas, a comprender el papel del narrador, el punto de vista, la composición de escenas o a mostrar en lugar de explicar.
  • Escribir es un oficio. Lo aprenderás con el tiempo. Dependerá de las horas que le dediques y del modo como enfoques tu proceso de aprendizaje.

 

Y lo más importante: saborea el recorrido. No avanzarás si no disfrutas del camino. Puedes hacerlo solo o contratar a alguien que te oriente. En todo caso, este apoyo será temporal, mientras creces y tomas las riendas de tu destino.

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