El papel de malvado casi siempre es diseñado por los creadores con base en un estudio previo de las audiencias a las que van dirigidas […] Sus caracteres apelan a lo que es disruptivo, lo transgresor que la gente normal lleva por dentro y entonces, los guionistas lo validan, ya sea mediante el humor; la compasión que nos genera una vida anterior de sufrimientos inmerecidos; un comportamiento frío o una descarga de adrenalina muy placentera que nos dejan sus acciones.
Por qué nos atraen los malvados
Los personajes que encarnan el mal me atraen, me interesan porque necesito entender por qué actúan como lo hacen. Quiero pensar que tras su comportamiento existen motivos poderosos que no alcanzo a comprender, y eso me inquieta; me repugnan pero me intrigan.
Hay razones psicológicas que explican que los malvados nos resulten atractivos. Especialmente, los asesinos en serie y los criminales. Normalmente, acostumbran a ser personajes multidimensionales, complejos en el plano psicológico, mientras que «los buenos» acostumbran a ser planos: sus conductas suelen obedecer a patrones arquetípicos; representan valores universales y persiguen objetivos loables, así que sus conductas resultan predecibles. Nos cuesta identificarnos con ellos porque son demasiado perfectos.
Identificación proyectiva y doble moralidad
Algunos héroes muestran conductas reprobables y, sin embargo, cuentan con nuestro respeto y aprobación. Nos desenvolvemos en una sociedad injusta en la que abandonamos a su suerte al que más nos necesita, así que, cuando un personaje se toma la justicia por su mano y venga una conducta criminal, nos sentimos reconfortados.
Nos sentimos así porque actúa como haríamos nosotros si nos atreviéramos a quebrantar las convenciones sociales. Y nos sentimos bien porque, aunque en cierta manera nos pese, sabemos que el villano de nuestra historia acabará mal: tenemos claro que la convivencia depende de nuesta capacidad para respetar las normas establecidas, aunque no tiene nada de malo saltárselas desde el sillón.
Nos parece reprobable que nuestro protagonista le propine una paliza mortal al violador de la niña o que la esposa asesine a su marido maltratador, pero, en realidad, nos satisface. Podemos pensar: ¡Bien hecho! Y nadie tiene por qué enterarse…
Satisfacción vicaria
Algunos estudios psicológicos indican que juzgamos a los personajes ficticios por sus acciones, tal como haríamos en la vida real. Los personajes que transgreden las normas sociales nos atren porque, en algunas ocasiones, nuestro instinto primario nos impulsaría a actuar de manera reprobable. Robar al poderoso para alimentar al débil. Encarcelar al corrupto de por vida y condenarlo a una existencia miserable, asesinar al asesino torturándolo hasta la muerte… En fin, somos humanos, somos así. Los personajes ficticios nos permiten explorar nuestro lado oscuro sin causar daño alguno, sin romper las reglas. Resulta fascinante…
Realmente fascinante.
Para saber más…
David Redondo, (2014): ¿Por qué nos gustan los personajes malvados?
http://cadenaser.com/ser/2014/08/14/television/1407983726_850215.html
(No se menciona al autor), (2016): ¿Por qué nos fascinan los villanos?
https://verne.elpais.com/verne/2016/01/12/articulo/1452610957_424328.html